¡Oh nostalgia de recuerdos!
De aquellos años tiernos, del amor inocente, del vivir, del desvelo de las horas que pasamos, en la distancia viéndonos.
El amor que nos tuvimos fue puro, fragante, bello, como las flores del campo, que crecían en el pueblo,
de callecitas empedradas, donde se oía a lo lejos, el paso de los caballos, carretas,
y todo aquello, que formaba la vida diaria, de nuestro adorado pueblo,
los caminos, y corredores, casas, bordas, y senderos, cuán grata
era la vida, para los que vivíamos en
el pueblo de San Pedro.
¿Que paso con nuestro amor?
Solo fue un libro abierto...
sus capítulos quedaron suspendidos en el tiempo;
sus páginas una, a una se las fue llevando el viento.
Crecimos...
En el horizonte aparecieron nuevos senderos.
Yo me marche del pueblo, y ya nunca más pasamos,
en la distancia viéndonos.
¡Cuanto dolor y nostalgia!
por aquel sencillo pueblo en él quedaron guardados
mis más sagrados recuerdos;
El comienzo de mi vida; lo sublime, grandioso, bello, arreboles en las tardes,
en el azul del cielo, el trinar de las aves, el aullar de los perros, los campos floridos, y los jazmines en los huertos.
Hoy ya no queda nada.
Todo cuanto había fue esparcido al viento;
La madre naturaleza nos quebranto en un momento.
Terremotos terminaron con el Pueblo de San Pedro.
¡Adiós sueños, alegrías, perfumes, bellos recuerdos!
Ya no hay calles,
ni caminos, bordas ó recovecos,
flores del campo fragantes, ni árboles a lo lejos...
El pueblo ha desaparecido en tan sólo unos momentos.
Se construirán nuevas casas, caminos,
veredas y senderos,
el pueblo volverá ha ser bello;
Para otros que se amarán con pureza, con desvelo,
con las fragancias que emanan de
azucenas y cerezos, pero;
¿Tú, y Yo?
¡Ya nunca más a la distancia nos veremos!...
¡Oh nostalgia de recuerdos!
Yolanda Valencia Toronto 3/25 /01
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